La Familia de Riuz(Omniverso)

Chapter 30: 30) Progresando en el Pasado (2.3)



Riuz y Henry estaban sentados en dos sillones dentro de un pequeño estudio. Había estanterías llenas de libros, un globo terráqueo, varias decoraciones y trofeos que parecían menos lujosos de lo que uno podría esperar. Aunque el lugar no era extravagante, tenía un aire algo abarrotado.

Riuz: "¿Algo de tomar?" —preguntó, levantando una botella de Whisky y dos vasos.

Henry: "Yo... no..." —respondió, con un poco de duda.

Riuz: "Bueno," —dijo, sirviéndose un generoso vaso para sí mismo y apenas un dedo en el otro—. "No necesitas beberlo si no quieres."

Henry: "Gracias, papá." —Aceptó el vaso con ambas manos, pero no se animó a llevárselo a la boca.

Riuz: "Quería saber qué piensas sobre el tema de la herencia. No te voy a preguntar cómo se difundió; eso es irrelevante... pero he notado que no todos están de acuerdo con mis decisiones." —Su tono era solemne, pensando en Rufus y en ciertos otros hijos problemáticos.

Henry: "Algunos están enojados... Creen que eres muy parcial. Que hayas dejado casi todo a tu único hijo humano es, bueno... chocante."

Riuz: "¿Pero tú no?"

Henry: "El dinero no me importa mucho, y no sabría qué hacer con tanto. Sería más un estrés que un disfrute." —Su respuesta era sincera, aunque titubeó antes de continuar—. "Pero entiendo a mis hermanos... ¿Por qué? Sé que es el único de tu misma especie, pero hay muchos que se esforzaron por seguir tus pasos y ser exitosos. ¿Por qué dejarle todo a él? De por sí, no es el más querido de todos. Es reservado, se aísla mucho..."

Riuz: "¿Crees que lo hice solo porque lo quiero más por ser humano?"

Henry: "No lo sé... Muchas veces no sé qué piensas." —Contestó tímidamente, sin levantar la mirada del suelo.

Riuz: "Todos están equivocados en eso. Primero que nada, lo que hice fue dejar todos mis negocios a su cargo. No porque no considerara a los demás, sino porque hay algo que puedo asegurar si se los doy a él."

Henry: "¿Qué?"

Riuz: "Que velará por esta familia como lo hago yo." —Dijo con una firmeza que desconcertó a Henry—. "Tienes razón en que es especial, pero no por la razón que tú crees. No te puedo decir nada ahora, y quizás nunca lo sepas, pero hay una razón. Dime, ¿cuánto tiempo crees que me queda?"

Henry: "¿¡Te estás muriendo!?" —gritó, sobresaltándose y dejando caer el vaso, pero Riuz reaccionó rápido, atrapándolo sin derramar una gota.

Riuz: "¡No, por Dios! No me mates tan pronto." —Respondió, dejando el vaso sobre la mesa con calma—. "Estoy planteando un punto. ¿Cuánto crees que viviré?"

Henry: "No sé..." —dijo con cierta incomodidad, intentando no pensar demasiado en la esperanza de vida de su padre.

Riuz: "Sería difícil suponerlo, pero la respuesta lógica sería 'menos que tú', hijo mío. La verdad, el tiempo que me quede lo decidirán tus madres."

Henry: "¿Ellas planearon tu muerte?" —preguntó con un tono de alarma.

Riuz: "No, no... Me refiero a que, en cierto sentido, cuando ellas ya no estén, yo no planeo quedarme mucho más." —Explicó con una calma que para Henry era más perturbadora que reconfortante.

Henry: "Eso es... tierno, creo. Y un poco tétrico." —Reflexionó, rascándose la cabeza—. "Aunque tienes muchas esposas... algunas bastante jóvenes..."

Riuz: "Sabes a quiénes particularmente de mi harén me refiero. Eres hijo de una de ellas. Sí, mis primeras mujeres. Vinieron muchas más después, pero decidí que aguantaría hasta que ellas dejaran este mundo."

Henry: "Sigue sonando algo aterrador." —Dijo, entre confundido y nervioso.

Riuz: "Eso no es lo aterrador. Dime, si no hubiera decidido cómo repartir mi herencia, ¿cómo crees que se desenvolvería la cosa cuando yo no esté?"

Henry: "No lo sé... se repartiría equitativamente entre mis hermanos y hermanas... bueno, y tus esposas." —Respondió con inocencia, aunque algo inseguro.

Riuz: "Ese... quizás sería el mejor resultado, pero no el más probable. Confío mucho en algunas personas, pero no tanto en otras. ¿Crees que todos estarán de acuerdo con la parte que les toque? ¿Que no habrá nadie que quiera más o no se sienta conforme?"

Henry: "Yo... no sé." —Dijo, ahora dudando, mientras pensaba en algunos de sus hermanos. Sabía que varios estaban profundamente involucrados en el mundo de los negocios y que ciertamente tenían tendencias a buscar siempre beneficios. Además, algunas empresas no podían simplemente dividirse entre los hijos, pero tampoco podían ser manejadas por una sola persona sin generar conflictos. Con su padre presente, todo estaba bajo control, pero sin él, los problemas podrían escalar rápidamente y desatar el caos.

Riuz: "¿Entiendes?" —Dijo, observando los cambios de expresión en su pensativo hijo—. "Le dejo todo a mi único hijo humano porque lo entrené particularmente para que velara por la familia. Cuando yo no esté, él se encargará de que esto no se convierta en un infierno. Si hay personas a las que les moleste, bueno, que lo acepten. Prefiero tomar decisiones egoístas y asegurarme de que todos los que amo estén bien, a tomar decisiones equitativas y que todos sufran. Aunque no negaré que él tiene un plus por ser humano. Hay algunos de mis negocios que solo pueden ser manejados por uno."

Henry: "Pero... ¿y si termina siendo tan egoísta como los demás?"

Riuz: "No te preocupes, eso no pasará. Confía en tu viejo." —Dijo, poniéndose de pie y dándole unas palmadas en el hombro—. "Además, no piensen que los voy a dejar desamparados. Ni de broma. Todos mis hijos recibirán la ayuda suficiente para conseguir una casa e iniciar sus propios negocios. Tú mismo lo has visto; he ayudado a todos y cada uno de ustedes. Incluso Rufus abrió su club de boxeo gracias a mí, aunque no quiera aceptarlo."

Henry: "También me ayudaste a comprar mi casa cuando me casé con Kiara..." —Dijo, recordando esos momentos junto a otros similares. Su padre tenía razón. Por más imperfecto que fuera, no recordaba un caso donde hubiera abandonado a alguien de la familia.

...

Así, al día siguiente, Riuz vivió su rutina con normalidad. Pasó la mañana repartiendo un poco de amor entre sus esposas e hijas y jugando un rato con sus niños más pequeños.

Todo transcurrió tranquilo hasta la tarde, cuando recordo que Harriet volvería a casa esa noche. Había estado fuera por un viaje de negocios a un país vecino, y Riuz la extrañaba. Emocionado por su regreso, decidió organizar una pequeña fiesta. Fue al centro de la ciudad a comprar un pastel y, al recordar que estaba cerca de la casa de Henry y Kiara, pensó en pasar a visitarlos e invitarlos a recibir a Harriet juntos.

Llegó al grupo de viviendas, todas muy parecidas entre sí, con fachadas de ladrillo, y encontró la casa de su hijo. No la visitaba a menudo, ya que usualmente se reunían en su mansión u otros lugares. Por esa razón, cuando llegó, lo hizo de manera automática, como solía hacer en su propia casa: usó un pequeño hechizo de apertura para sortear la cerradura y entró sin problemas.

El problema no fue entrar, sino lo que encontró al hacerlo. Caminando por la casa, una oveja negra con un largo y ligero vestido rosa sostenía una canasta con pastelitos. El sobresalto al verlo entrar hizo que soltara la canasta al suelo, quedándose petrificada en su lugar.

Riuz: "¡Gretel! Lo siento, estaba buscando a..."

Se detuvo de golpe. Algo no cuadraba. Esa oveja era demasiado delgada para ser Gretel. La miró detenidamente, notando el maquillaje que llevaba, y empezó a dudar. Sin reconocer a ninguna de sus hijas con esa contextura en esa casa, arriesgó una pregunta.

Riuz: "¿Henry...?"

La oveja, al escuchar a su padre llamarla, pareció despertar de su parálisis. Horrorizada, salió corriendo hacia las habitaciones, pero tropezó en el proceso, cayendo de una manera tan desafortunada que el vestido se levantó, dejando al descubierto la falta de ropa interior.

Riuz, sin quererlo, confirmó que, efectivamente, era su hijo. No tanto por la caída como por... las cosas que colgaban de él ahora que estaba tirado en el suelo, con el trasero al aire. Rápidamente desvió la mirada, pero, casi de inmediato, con una expresión de desconcierto, volvió a mirar las partes expuestas de su hijo. Inclinando ligeramente la cabeza, preguntó:

Riuz: "¿Te rasuraste el trasero en forma de corazón?" —Dijo, fijando la vista en esa zona claramente carente de lana.

Henry se levantó de golpe, corriendo hacia la habitación más cercana y cerrando la puerta con un sonoro golpe. Riuz, todavía aturdido por la escena, estuvo a punto de darse media vuelta y marcharse, fingiendo que nada de esto había sucedido. Sin embargo, el sonido de llanto que llegó desde el interior de la habitación lo detuvo.

Riuz suspiró y se dirigió hacia la puerta del cuarto, donde los sollozos de Henry se escuchaban con mayor claridad. Giró el picaporte, pero la puerta estaba cerrada con llave. Decidió entonces llamar suavemente.

Riuz: "Henry..."

Del otro lado solo recibió un llanto descontrolado como respuesta.

Riuz: "Henry, abre. Vamos a hablar..."

Henry: "¡Vete!" —gritó desde el otro lado.

Riuz no sabía qué hacer. La imagen de su hijo vestido y maquillado como una mujer todavía daba vueltas en su cabeza, y ahora su llanto y su voz sonaban tan femeninos que lo descolocaban aún más.

Riuz: "Por favor, hijo... no quería... ver lo que vi."

Henry: "Solo... vete, por favor..." —suplicó Henry entre sollozos, llorando sobre la cama.

Riuz apoyó la frente contra la puerta, suspirando.

Riuz: "Henry, sé que debes tener tus razones. Y no soy quién para meterme en tus cosas... aunque sea tu padre" —susurró la última parte—. "Pero vamos a hablarlo. En serio, a mí también me gustaría fingir que nada pasó, pero creo que ya es tarde para eso. No creo que ignorarlo sea lo mejor. Mira, sé que no me incumbe... pero quiero que me incumba. Solo hablemos de esto como adultos, ¿quieres?" Intento convencer a su hijo. Ciertamente, no quería verlo llorar y aunque cuestionaba algunas cosas, era su hijo.

Desde el interior de la habitación, lo único que se escuchó fue un llanto contenido, suave pero constante. Henry parecía querer borrar su presencia, esperando que su padre se cansara y se fuera.

Riuz: "Por favor, hijo, no quiero que esto se quede así. Tengo el presentimiento de que huirás del país, te cambiarás el nombre, y harás todo lo posible para que nunca volvamos a encontrarnos."

El comentario de Riuz golpeó directamente en los pensamientos de Henry, quien, aunque no quería admitirlo, había considerado algo parecido. Aunque pensarlo no significaba que realmente fuera a hacerlo

Riuz: "Por favor, Henry, no quiero que las cosas queden así entre nosotros. Quiero hablar contigo... Eres mi hijo favorito. No quiero que esto cambie nuestra relación."

Esas últimas palabras parecieron tener algún efecto, porque Riuz escuchó pasos del otro lado de la puerta. No estaba completamente seguro, pero sentía que su hijo estaba ahora justo frente a ella.

Henry: "¿De verdad...?" —Preguntó con voz temblorosa, claramente sin saber si su padre hablaba en serio o si era solo un comentario para calmar las cosas. Aun así, escuchar esas palabras era algo que quería creer.

Riuz: "No tienes permitido decírselo a nadie."

Henry: "¿Por qué? No soy ni el más fuerte, ni el más inteligente de tus hijos, ni siquiera el más exitoso. Solo soy el primero..." —susurró, más para sí mismo que para su padre, esperando una respuesta que le diera sentido a esas palabras—. "Tampoco creo que me quieras más que a Riuz Jr."

Riuz: "Henry, puedo jurártelo por la vida de tu madre: en este mundo, hasta ahora, eres mi hijo favorito. Eres tranquilo, educado, nunca te metes en problemas, comprensivo... y jamás te he visto negarle la mano a alguien que lo necesite. No necesitas ser exitoso para ser valioso. ¿De verdad crees que ayer hablé contigo y no con nadie más por casualidad? Confío en ti, hijo. Y en cuanto a Riuz Jr., ya te lo dije: él tiene su papel, pero eso no significa que lo quiera más. En una comparación, tú eres como el sexo con tu madre, mientras que Riuz Jr. es una paja"

Henry: "¿Por qué siempre tus comparaciones son sexuales...?" —se quejó con un tono mezcla de fastidio y resignación por el particular sentido del humor de su padre, aunque pronto su miedo volvió—. "¿Seguiré siendo tu hijo favorito después de... de verme así?" —preguntó, conteniendo el llanto.

Riuz: "Eso depende..."

Henry: "¿De si lo volveré a hacer?" —dijo con un temblor en la voz.

Riuz: "No, de si sales y decides hablar conmigo... Pero incluso si no lo haces, lo que dije se mantiene: hasta ahora, y en este mundo, eres mi favorito."

Se escuchó el sonido de la cerradura girando. La puerta se entreabrió, dejando ver un ojo hermosamente maquillado, que miraba con una mezcla de miedo y curiosidad al humano al otro lado.

Riuz: "Vamos, Henry. Hablemos un rato."

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